Arqueixal: leche, quesos y ecoturismo para mantener vivas las tradiciones de la aldea

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Xosé Luís Carreira delante de la quesería con los productos ecológicos que elabora Arqueixal

En la parroquia de Santiago de Albá, en Palas de Rei, se respira tranquilidad. La de las 35 vacas que pacen los prados de la parroquia, la de los 6 trabajadores que viven de poner en valor su leche, la de los turistas que quieren disfrutar de una experiencia única en un rincón de la Galicia rural y la de Xosé Luís Carreira, el ideólogo y alma máter de un proyecto que cumple 30 años y que trasciende a lo meramente productivo.

Arqueixal es seguramente uno de esos ejemplos que demuestran el potencial enorme y diverso que hay en el rural gallego y también que tener las cosas claras ayuda a poner en marcha los proyectos en los que uno cree. El de Xosé Luís se sustenta en cuatro pilares fundamentales: una explotación de producción de leche ecológico, una quesería, agroecoturismo activo y cultura del conocimiento de la tradición. Las cuatro patas están interrelacionadas y sirven para aprovechar al máximo los recursos.

Fue de los primeros en pasarse a ecológico. “Lo hize más por convencimiento ideológico que por convencimiento económico”, recuerda.

Todo comenzó en 1989. En ese año Xosé Luís se incorporaba a la explotación familar y decidía montar una quesería siguiendo la tradición de la familia. “Recuerdo hacer queso de siempre en la cocina de casa”, dice. El siguiente paso vendría en el año 2000. “Fuimos de los primeros en pasarnos a ecológico. Había una granja en Barcelona, con 7 vacas, y otra en Cercedilla, de Julio Arroyo. La fui a ver pero vine lleno de dudas porque pensé ‘vender aquí ecológico al lado de Madrid es muy fácil, pero ponerme a vender yo quesos ecológicos en la Galicia profunda…’ Pero lo hice más por convencimiento ideológico que por convencimiento económico”, recuerda Xosé Luís.

Hacen quesos todos los días de lunes a viernes con la leche de sus vacas, además de elaborar yogurt natural y envasar leche fresca pasteurizada

Al pasar a ecológico decidió hacer también yogur además de queso y, un par de años después, envasar leche fresca. Hoy transforman toda su leche, unos 500 litros diarios de producción propia, e incluso compran a otros productores en pastoreo para completar la materia prima necesaria para la elaboración de sus quesos, incluidos bajo la denominación de origen Arzúa-Ulloa. Hacen quesos todos los días de lunes a viernes, tanto cremoso como curado, el denominado de la nabiza, y elaboran también yogur natural y envasan leche fresca.

Minifundio “en positivo”

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Xosé Luís con sus vacas, las ‘princesas’, como él las denomina. La mayoría son de raza parda alpina

La explotación de leche de la que surgió todo, y que sigue siendo la base del proyecto, cuenta hoy con 35 cabezas de ganado de la raza parda alpina. “Se adapta mejor a la quesería porque produce leche con más capacaseína y más proteína, por lo tanto con mayor rendimiento quesero; es una vaca que pace muy bien, algo muy importante para estar en ecológico; y está más integrada, incluso en el paisaje, que la frisona por su color”, destaca Xosé Luís.

“El minifundio es muchas veces mental. Los viejos dicen ‘si viniese la parcelaria…’ pero en sitios donde vino la parcelaria se marchó igual la gente”

Esa reflexión denota otra de sus grandes preocupaciones: la conservación del territorio. “En Galicia insistimos en un modelo importado, el intensivo, que es caduco y que no se adapta a nuestro territorio”, asegura. En Santiago de Albá, como en otras muchas parroquias gallegas, reina el minifundio. “Minifundio en positivo”, define Xosé Luís. “Siempre se habla del minifundio en negativo. Los viejos dicen ‘si viniese la parcelaria…’ pero en sitios donde vino la parcelaria marchó igual la gente. Es más un minifundio mental que físico”, dice.

Ecoagroturismo

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Una de las casas de turismo en Arqueixal, que busca la autosuficiencia energética gracias a contar con placas solares

Arqueixal maneja unas 30 parcelas, parte de ellas arrendadas, para sumar otras tantas hectáreas de pastoreo. “Uno de los valores del minifundio son los cierres, los árboles, el mantenimiento de la variedad vegetal existente y de las praderas viejas y todo eso es positivo para la producción ecológica” argumenta Xosé Luis. Otro de los valores del minifundio, dice, es el paisajístico, “y ese es un valor en alza hoy en el mundo del agroturismo”, asegura.

Esa es otra de las patas del proyecto. En el año 2010 Xosé Luís comenzó a recuperar varias casas de una parte de la aldea de Albá que había quedado despoblada por culpa de la emigración. El complejo de agroecoturismo cuenta hoy con 4 casas y 9 habitaciones en total. “Somos una pequeña empresa que mueve todos los recursos endógenos del territorio”, defiende.

“Somos una pequeña empresa que mueve todos los recursos endógenos del territorio y con 35 vacas logramos crear 6 puestos de trabajo, el valor añadido por vaca y por litro de leche es enorme”

En conjunto,  Arqueixal da empleo a 6 personas: un empleado en la granja, 2 más en la quesería, otro en administración y uno para el reparto, además de Xosé Luís. “Yo estoy a caballo un poco de todo”, explica. Y hace la siguiente reflexión: “Con 35 vacas logramos crear 6 puestos de trabajo, el valor añadido por vaca y por litro de leche producido es enorme”.

Vender en forma de espiral de mercado

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La filosofía de Arqueixal pasa por eliminar intermediarios y hacer viajar lo menos posible sus productos para minimizar su huella de carbono y lograr de este modo que sean ecológicos de verdad. “Vendemos en forma de espiral de mercado, hacemos un esfuerzo muy grande en el mercado local, después mandamos también algo a Madrid y Barcelona y podemos mandar una caja de vez en cuando a Berlín, pero eso no es nuestro fuerte”, asegura. Llegan a sus clientes con venta directa en toda Galicia a través de grupos de consumo, tiendas y restaurantes. “La idea es que haya como mucho un solo eslabón en la cadena o, a poder ser, ninguno”, explica Xosé Luis.

Todo esto con la intención de que “todos los valores añadidos queden en el territorio, desde cuidar la pradera y frenar la forestación de tierras agrarias, a producir leche y vender los quesos en la zona o traer un turista de fuera a ver todo esto”.

“Aquí lo de las casas de turismo rural fue un despropósito porque se desligó la producción del turismo. En Asturias, por ejemplo, no pasó”

Diversificó hacia el mundo del turismo como algo complementario a la granja y a la quesería porque “veía que la gente venía a las casas de turismo rural de la zona y después venían aquí a ver las vacas y a comprar los quesos”. Por eso considera que “aquí lo de las casas de turismo rural fue un despropósito porque se desligó el turismo rural de la producción, algo que en Asturias, por ejemplo, no pasó. Pero en Galicia la gente cerró sus granjas para abrir casas de turismo rural porque les decían que las vacas eran incompatibles con el turismo”, critica.

Falta de autoestima

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Considera que hay una escasa valoración del rural por parte de buena parte de la población gallega y falta de autoestima en las personas que se dedican a la actividad agroganadera. “Hay casas de ganaderos donde hay bricks de leche en la nevera, eso en Francia sería impensable. Es cómo se tenemos lechugas en la huerta y las vendemos para ir después al supermercado a comprar una lechuga iceberg”, compara.

“Hay casas de ganaderos donde la leche que se toma es de cartón. Eso en Francia sería impensable”

Convencido del consumo responsable, Xosé Luís es también un claro defensor de la leche fresca pasteurizada. “Tuve una japonesa viviendo aquí y alucinaba con que la leche en las casas no tenía que estar en la nevera. Bebemos leche envasada de cuatro meses cuando nos pasan los camiones de leche recién ordeñada por delante de las casas todos los días, es un sinsentido”, dice rotundo.

La transmisión de la cultura rural tanto a personas del ámbito urbano como a las generaciones más jóvenes y el aumento de la autoestima y de la valoración propia por parte de los mismos habitantes rurales es lo que hace que Arqueixal reciba a colegios y organice visitas guiadas donde además de explicar de manera didáctica lo que es el mundo rural gallego se puede participar, por ejemplo, en la elaboración de queso.

Un ‘Parladoiro’ para reflexionar

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El ‘Parladoiro’, pensado para acoger a lo largo del año actividades vinculadas al rural, la cultura y la naturaleza

Esas mismas contradicciones fueron las que lo llevaron a construir un Parladoiro dentro de las edificaciones que conforman el complejo rural. Se trata de un lugar de reunión, un espacio de usos múltiples para hablar del rural, de la cultura y la tradición pero también para reflexionar sobre el futuro.

“Siempre se hacen cosas sobre el rural en entornos urbanos, fuera de su hábitat, como cuando se hacen jornadas sobre el rural en Casas de la Cultura inhóspitas. Nosotros queríamos devolverle al rural a actividad y la vitalidad que en otro tiempo tenían las aldeas y que cuando se hagan cosas sobre el rural se hagan en el rural y, por lo tanto, que hubiese un sitio donde hacerlas y no hubiese disculpa para no hacerlas en el territorio. Por el Parladoiro de Arqueixal en Santiago de Albá pasaron ya todo tipo de actividades, desde presentaciones de investigaciones agrarias llevadas a cabo en Mabegondo hasta jornadas culturales sobre historia de la comarca de A Ulloa o incluso la grabación de un videoclip del grupo de rock gallego Zënzar.

“Siempre se hacen cosas sobre el rural en entornos urbanos, como jornadas agrícolas o ganaderas en Casas de Cultura inhóspitas”

Xosé Luís es de los que piensa que tras el coronavirus, que obligó a confinar a la población de una manera más estricta en los entornos urbanos, puede servir para que la gente reconecte con el rural y lo vea, además de como una vía de escape, como una oportunidad. “La actual pandemia es un golpe letal que hace reflexionar, una gran oportunidad necesaria y colectiva para el cambio de modelo, en el que se fijen como elementos prioritarios para la supervivencia del ser humano tener alimentos de calidad y un medio ambiente natural en el que podamos respirar con tranquilidad”, considera.

“Las ciudades están colapsadas y el rural está vacío, ahí hay un desequilibrio que hay que compensar. El rural es una zona de confort en este momento y puede haber gente de la ciudad que quiera tener un refugio en él”

“Las ciudades están colapsadas y el rural está vacío, ahí hay un desequilibrio que hay que compensar. Yo siempre he dicho que uno de los problemas graves de la humanidad es estar agolpados en las ciudades, porque perdemos la perspectiva de ser una parte más de la naturaleza y esta es una oportunidad para reconectar también con la naturaleza”, añade.

Son d’Aldea y la Casa da Rebordela

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La lareira da Rebordela con los distintos productos de la huerta y el cerdo colgados, habituales en las casas de aldea gallegas

El espíritu participativo y comunitario que siempre tuvieron las parroquias gallegas, el mismo bajo el que Xosé Luís entiende Arqueixal, queda claramente reflejado el primer fin de semana de septiembre. Santiago de Albá se llena de ropas de antes para recrear labores y oficios antiguos con la participación de vecinos del lugar y allegados, toda una demostración de orgullo por el rural, recuerdo del pasado y reflexión sobre el futuro que constituye el Son d’Aldea.

Lo mismo que la Casa da Rebordela, la vivienda más singular de cuantas quedan en la parroquia. La casa de Isaura, su última moradora, emigrada a la Argentina, fue recuperada como una casa gallega de comienzos del siglo XX y forma parte del complejo rural de Arqueixal. En la parte de abajo está la lareira y las cortes del ganado, arriba, el dormitorio, el telar y el arcón del cereal, donde se guarda una edición especial del queso de la nabiza, curado tradicionalmente en medio del trigo o del centeno para que no sudara en verano.

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Los quesos ‘da nabiza’, que se hacían con la leche de los meses de invierno y se comían en verano, curando entre el cereal

En ese espacio tiene lugar una experiencia única al estilo Superviventes que consiste en pasar cuando menos dos noches viviendo como en el año 1920, comiendo lo que hay en la casa o en la huerta, escuchando los sonidos de la vaca en el piso de abajo, hablando al lado del fuego del lar, pero claro, sin móvil, jacuzzi ni Netflix. Una vivencia que solo se puede agasajar, no se puede comprar para un mismo, y que entre todos los huéspedes-habitantes va escribiendo un diario de la casa.

Para concienciar a las nuevas generaciones, que serán los consumidores del futuro, Xosé Luís recibe visitas de niños y niñas, que interactuan con los animales y hacen queso

Para concienciar a las nuevas generaciones, los consumidores del futuro, sobre otro estilo de vida, Xosé Luís tiene creada una unidad didáctica empírica para colegios bajo el nombre de Tiempos de aldea. “Los niños vienen e interactuan con los animales, hacen queso y visitan la Casa da Rebordela, donde una persona caracterizada les explica cómo se vive en el siglo XIX. Pero los niños en realidad están viendo la casa del futuro, donde no hay basura y todo lo que se come es ecológico. A los niños les dicen en la escuela que hay que reciclar y aquí lo ven”, argumenta.