Conde Santo, miel a caballo entre Maceda y Lourenzá

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La etiqueta identifica el apodo por el que era conocido Osorio Gutiérrez y reproduce los gravados de su sarcófago

Osorio Gutiérrez, el Conde Santo, personaje de la nobleza gallega del siglo X que luchó contra los musulmanes y después de peregrinar a Tierra Santa se hizo enterrar en un sarcófago de mármol gris con estrígiles, no sospechaba que esos motivos que decoran su sepulcro, una valiosa pieza paleocristiana que se conserva en una de las capillas del monasterio de San Salvador de Lourenzá, se convertirían con el paso de los siglos en la imagen de la miel que se produce en este municipio.

Adrián Del Campo, un joven que llegó a esta localidad de A Mariña en el 2015, se fijó en esos grabados y los ha reproducido en la etiqueta que llevan los botes de miel que producen sus abejas, un producto saludable y curativo, como milagrosa dice la tradición popular que fue la vida de Osorio Gutiérrez. La miel que lleva su apodo es buena para los catarros o para los dolores de garganta, pero para cosas mayores, tipo resurrecciones, mejor rezando directamente al Conde Santo.

Los que no quieran tener catarro en invierno pueden recurrir a la miel Conde Santo, pero para cosas mayores, tipo resurrecciones, dicen que rezando

Detrás de la miel que produce Adrián hay mucha fe en un sector que está viviendo un relevo generacional en Galicia en los últimos años. Él se incorporó en el año 2011 en su Maceda natal junto a un amigo suyo. “Yo estaba acabando de estudiar y las perspectivas laborales eran las que eran y Carlos, mi amigo, estaba más o menos como yo. Comenzamos con 5 colmenas por probar. Ese fue nuestro primer contacto con las abejas. En 2013 ya compramos unas colmenas a un vecino y nos pusimos con 40 o 50. Luego salieron las ayudas de incorporación y montamos nuestras respectivas explotaciones con 250 colmenas cada uno. Era el momento de arriesgar”, asegura. Aún con cada uno montado por su cuenta, Carlos y Adrián siguieron compartiendo, eso sí, el material de extracción, porque “es algo que se usa solo 15 días”, dice.

Uno de los mayores productores de A Mariña

En 2015 Adrián se trasladó a Lourenzá, de donde es su pareja, así que decidió desdoblar su explotación y a día de hoy cuenta con unas 700 colmenas, la mitad en Maceda y la otra mitad en Lourenzá, lo que le convierte en uno de los mayores productores de miel de la comarca de A Mariña.

Mantener las abejas en dos ubicaciones distantes 200 kilómetros multiplica el trabajo y los desplazamientos, pero también permite obtener productos diferentes, cada uno con las características propias del lugar. De este modo Conde Santo puede ofrecer una miel oscura de interior, la producida en Ourense, y una miel más clara, la producida en a Mariña.

Su primer contacto con las abejas tuvo lugar en el año 2011

En Maceda Adrián mantiene 5 colmenares ubicados entre los 600 y los 900 metros de altitud, donde predomina el brezo o el castaño, mientras que en Lourenzá cuenta con otros 4 apiarios con predominancia de eucaliptos y zarzas. A pesar de estar cerca de la costa, en las abejas que tiene en A Mariña también hay diferencias de altitud, desde los 50 metros sobre el nivel del mar del colmenar situado más bajo a los 500 metros del ubicado más arriba.

Diferencias de manejo y de matices

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Además de las diferencias en cuanto a los matices y a las propiedades que las distintas floraciones aportan a la miel, existen importantes diferencias en cuanto al manejo en el interior y en la costa, tanto a la hora de realizar trabajos como colocación de alzas o reproducir colmenas, como a la hora de aplicar tratamientos.

También hay notables diferencias en cuanto a la lucha contra uno de los mayores enemigos actuales de la apicultura: la avispa velutina. En el interior de Ourense por ahora la afectación es mucho menor que en A Mariña, que fue la zona de entrada de la plaga y donde está mucho más extendida. “La velutina en Maceda no es aún problemática. En el 2020 casi no hubo, pero en 2019 sí que se retiraron bastantes nidos, aunque nada que ver con la costa. En Lourenzá sí que causa problemas, sobre todo a partir de agosto, cuando debemos preparar las colmenas para el invierno para que entren con buena poblacion. Yo voy esquivando como puedo el problema con trampas encima de las colmenas y creo que es un método que me funciona más o menos bien porque no es lo mismo tener 10 colmenas que 80 , la presión también se reparte. Las arpas a mí no me convencen por como tengo montados los apiarios y como es mi forma de trabajar y no las veo cómodas tampoco para un número elevado de colmenas, porque es otra cosa de la que estar pendiente”, considera.

“Para un numero elevado de colmenas no veo cómodas las arpas eléctricas contra la velutina porque es otra cosa de la que estar pendiente”

Otra diferencia entre Maceda y Lourenzá está también en su consideración para las ayudas de la PAC, que son importantes sobre todo en años de poca producción para asegurar la rentabilidad económica de las explotaciones apícolas. Pero el municipio de Lourenzá no cuenta ni como lugar desfavorecido ni como espacio de montaña para las ayudas agroambientales.

Diversificar con la venta de enjambres

En los últimos años la producción de miel ha bajado y eso se deja notar también en los ingresos de los apicultores. “Hasta el 2016 eran cosechas aceptables y daba para pagar la inversión, pero en los últimos años las cosechas han sido malas y dan solo para ir manteniendo la explotación, sin mucho beneficio”, reconoce.

“La culpa es siempre del apicultor, pero el tiempo es el que te marca el manejo”

Adrián reconoce que la inestabilidad climática hace que la producción de miel se vuelva muy variable, aunque no le echa la culpa al tiempo. “La culpa es siempre del apicultor, pero el tiempo es el que te marca el manejo”, asegura. En el 2018 Adrián encontró en la Administración un trabajo más estable que la producción de miel, por lo que desde entonces se dedica al pluriempleo, compatibilizando las dos actividades.

“Para profesionalizarse y vivir de esto hay que diversificar”

Pero desde su experiencia hasta ahora considera que “para profesionalizarse y vivir de esto es necesario diversificar y guardar de los años buenos para los malos”. En su caso está apostando tanto por la cría de reinas y la venta de enjambres como por la venta de miel. Este año hará entre 300 y 400 núcleos tanto para reponer bajas como para poder vender también alguno.

“Yo reviso durante todo el invierno por si hay mortalidad y a finales de marzo comienzo a hacer los núcleos”

Adrián forma parte de la Agrupación Apícola de Galicia, que le recomienda los tratamientos anuales contra la varroa. “El sistema de apicultura tradicional en Galicia era tener unas colmenas para tener miel para casa porque no daban trabajo, pero ahora ya no es así”, asegura. Una vez aplicado el tratamiento de otoño, continúa revisando las colmenas durante todo el invierno para comprobar su efectividad. “Reviso en días buenos a mediodía por si hay mortalidad y ver en que momento se puede empezar a hacer los núcleos, porque con el cambio y luz ya empiezan a criar y a finales de marzo ya empezamos a hacer los núcleos”, explica.

Los problemas del fuego

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Una de las consecuencias que tuvo este año de confinamiento y de restricciones de movimiento por causa del coronavirus han sido las dificultades para mantener el plan de trabajo anual en los apiarios. “Yo siempre andaba en el coche de un lado para el otro, a caballo entre Maceda y Lourenzá, para poder atender las abejas pero con esta situación voy menos porque no me puedo quedar allí en casa de mis padres e ir y volver en el día ya son 6 horas solamente de coche”, explica. Por eso, las colmenas que tiene más cerca de casa, en Lourenzá, están más vigiladas y con un modo de producción más intensivo.

“En el 2017 me ardió alguna colmena en Ourense y tuve que cambiarlas de sitio porque la zona se quedó sin vegetación”

El desbroce y limpieza de los colmenares es uno de esos trabajos que es necesario hacer. Adrián, que trabaja en el servicio de extinción de incendios de la Xunta en Vilalba, conoce bien las consecuencias que los fuegos provocan, no solo a nivel forestal, sino también para los ecosistemas y los apicultores. Lo sufrió en sus propias carnes. “En el 2017 me ardió alguna colmena con el fuego en Ourense y tuve que cambiarlas de sitio porque la zona se quedó sin vegetación”, explica.

“Pedí fincas del Banco de Terras para instalar un colmenar  y me tardaron dos años en contestar”

Aunque en este caso no por culpa del fuego, también en A Mariña buscó nuevos emplazamientos donde ubicar apiarios a medida que iba aumentando el número de colmenas, una tarea que a veces no resulta fácil. “Pedí fincas del Banco de Terras en Lourenzá y me tardaron dos años en contestar. Es necesario algo más de agilidad en estas cosas”, evidencia.

IGP Mel de Galicia

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Adrián lleva 5 años inscrito como productor en la Indicación Geográfica Protegida Mel de Galicia y uno como envasador, aunque compagina comercialización directa con su propia marca y la venta a granel. Aunque de momento la mayoría aún lo vende a granel, su apuesta de futuro pasa por aumentar la distribución de su marca, a la que da salida en la pastelería Cabaleiros de Lourenzá y en otros pequeños comercios y tiendas de la zona.

“Envasar y comercializar da mucho trabajo, la mayoría aún lo viendo a granel”

Con el sello de la IGP Conde Santo pretende acreditar la calidad de su miel en sus distintas variedades, tanto multifloral como monofloral. La floración del eucalipto, mayoritaria en A Mariña, falló en la última campaña pero, a cambio, hubo una muy buena floración de las zarzas entre el 15 de mayo y el 15 de junio, lo que le permitió obtener este año una miel monofloral de silva.

Conde Santo tiene una miel oscura de interior y una miel clara de costa

Su miel multifloral de montaña acaba de lograr un reconocimiento en la cata que cada año organiza Mieladictos entre productores de España y Portugal y donde la miel de Conde Santo cosechada en Maceda quedó en primer lugar empatada a puntos con otro productor leonés en la categoría de mieles oscuras.